Como se mencionó en la actualidad existen
diversas versiones del cuento de Caperucita Roja. Algunas no
tienen autor y otras son asignadas
a Charles Perrault y los
Hermanos Grim pero guardan poca similitud con los textos
originales.
Independientemente de ello hoy varios autores que se suman al desafío de realizar otros cuentos
diferentes evocando a Caperucita Roja, asumiendo su autoría. Estos son textos
literarios y artísticos, que utilizan la intratextualidad o la parodia, para ampliar las lecturas del relato.
Donde tanto el texto como las ilustraciones se conjugan para aportar miles de
interpretaciones posibles.
Analicemos esta versión de Caperucita roja. “Caperucita
Roja Tal Como Se La Contaron A Jorge” de Luis María Pescetti y con
ilustraciones de O’Kif (Alfaguara, Buenos Aires, 1996).
Esta
es una versión original del cuento de Caperucita Roja, que si bien es una adaptación
del cuento de los Hermanos Grim. La
imagen prima sobre el texto, utilizando el
formato de las historietas para dar cuenta
de las diferentes representaciones que tienen el padre y el hijo de un
mismo hecho. Aquí el ilustrador recurre a los tonos sepia para mostrar lo que
se imagina el padre, (versión clásica del cuento), y pone imágenes en color para expresar las ideas del niño. (Visión
moderna)
El
final nos sorprende y divierte
cuando en el sándwich que le
prepara el padre al hijo, el pequeño se imagina uno con el lobo adentro. Aquí se ridiculiza y se pone a prueba el concepto de infancia ingenua y noble ya que el
niño logra identificarse más con el villano de la historia que con las víctimas.
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En
el libro Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul
y Blanca de Bruno Munari y Enrica Agostinelli (Anaya, 1998)
Dichos relatos tienen sustento en la versión de los Hermanos
Grim, aquí lo cambia es el entorno donde se desarrollan los
hechos, y las diferentes apariencias que va
adoptando el lobo en
cada escenario que guarda estrecha relación con el color de
la Caperucita en cuestión.
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En el cuento Caperucita Del Noroeste de Walter Carzon Roberta Ianamico. Ed Albatros. Es una nueva versión del cuento de los
Hermanos Grim.
La historia esta contextualizado en el Noroeste Argentino, más
específicamente en la Quebrada de Humahuaca, aquí se evoca algunos
regionalismos y costumbres de
propios cultura coya. Asimismo
el uso de pictogramas facilita a
los niños participar en la lectura del
cuento.
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Otra versión que podemos encontrar es Caperucita Roja la versión del
lobo que ha sido extraída del libro “mediación educativa” de Sara Rozenblum de
Horowiczde , como así también se puede encontrar la misma versión pero de autor
anónimo o como una entrevista que le hace Andrés Ubierna con una selección
de Conversar, de César Grinstein.en: http://andresubierna.com/2011/la-historia-de-caperucita-roja-contada-por-el-lobo/#ixzz4C3ceqUyh ,
Caperucita
Roja –
La versión del Lobo
El bosque era mi hogar. Yo vivía
allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio.
Un día soleado, mientras estaba
recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí pasos. Me escondí detrás
de un árbol y vi venir una niña vestida en una forma muy divertida: toda de
rojo y su cabeza cubierta, como si no quisieran que la vean. Andaba feliz y
comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie,
quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me
puse a investigar. Le pregunte quien era, de donde venía, a donde iba, a lo que
ella me contesto, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una
canasta para el almuerzo.
Me pareció una persona honesta,
pero estaba en mi bosque cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento,
mató a un mosquito que volaba libremente, pues también el bosque era para el.
Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el
bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí
a la casa de la abuelita. Cuando llegue me abrió la puerta una simpática
viejecita, le expliqué la situación. Y ella estuvo de acuerdo en que su nieta
merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que
yo la llamara y se escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña la invite a
entrar al dormitorio donde yo estaba acostado vestido con la ropa de la
abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis
grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije
que mis grandes orejas eran par oírla mejor.
Ahora bien me agradaba la niña y
traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca
de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La
niña tenía bonita apariencia pero empezaba a serme antipática. Sin embargo
pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban para
verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizo. Siempre he tenido
problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario
realmente grosero.
Sé que debí haberme controlado pero salté de
la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de
grande para comerla mejor. Ahora, piensen Uds.: ningún lobo puede comerse a una
niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la
habitación gritando y yo corría atrás de ella tratando de calmarla. Como tenía
puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité pero fue
mucho peor. La niña gritó aún más. De repente la puerta se abrió y apareció un
leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo mire y comprendí que corría
peligro así que salté por la ventana y escape.
Me gustaría decirles que este es el
final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi
parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo
era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme.
No se que
le pasaría a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero si les puedo
decir que yo nunca pude contar mi versión. Ahora Ustedes ya lo saben.
En estas versiones el
que cuenta la historia de lo sucedido es el lobo, donde sostiene que él no se quería
comer a Caperucita, lo que deseaba era darle una lección a la niña porque estaba
cortando las flores del bosque donde él vivía, al cual cuidaba porque era su hogar. En
este relato lo que se intenta reflejar es el otro lado de la historia y lo
compartimos con ustedes porque creemos que nos trasmite esto
que siempre nos dicen desde chicos: “Debemos escuchar todas las campanas antes
de opinar o juzgar”… ya que siempre solemos escuchar la versión de Caperucita y muy pocos conocen esta versión del lobo ¡Que lo disfruten!…
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En el cuento “Cruel
historia de un pobre lobo hambriento”, del libro Sapo en Buenos Aires de Gustavo Roldán (Colihue, Libros
del Malabarista, 1993). Aquí el autor se basa en la versión del cuento de
Charles Perrault.
Es un texto cargado de críticas e ironías
que muestra en como un sapo observa a la ciudad y a las personas que en
ella habitan, haciendo referencia al modo de hablar, vestir, contar historias etc. En
lo que al texto de Caperucita Roja respecta se puede decir que el
narrador (Don Sapo) pone a consideración
de su audiencia los animales del
monte, dicha historia,
mostrando siempre al lobo como la mayor víctima en esta historia.
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Siguiendo con las
parodias del cuento de Caperucita Roja podemos encontrar; Siguiendo
con las parodias del cuento de Caperucita Roja podemos encontrar; “Pobre lobo”, que se encuentra
en el libro de cuentos Filotea, de Ema
Wolf, con ilustraciones de Matías Trillo (Ed. Alfaguara, 2005).
Pobre
lobo" es una recreación del cuento de Caperucita Roja, pero donde se
invierten los roles: la pequeña apela a la razón para desmitificar al temible
lobo cuestionando sus aspectos monstruosos y vinculándolos con la anormalidad y
el mal gusto. El lobo, definitivamente avergonzado por su apariencia, huye
deprimido frente a una Caperucita moderna y “psicologizada”. Una versión que,
más allá del humor, plantea múltiples lecturas[1]
[1]
file:///C:/Users/Administrador/Downloads/12456-guia-actividades-filotea.pdf
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Como así también
el libro Señorita
Sálvese quien pueda, escrito
e ilustrado por Philippe Corentin.
“….Esta es la historia de una niña tan traviesa,
tan traviesa, que todos la llamaban Señorita Sálvese quien pueda. Los animales
de la granja la temían, su madre estaba harta de ella y, en general, sus bromas
ya no le hacían gracia a nadie. Un día su madre la mandó a casa de la abuela, y
allí se encontró a un lobo, al que le dio un buen susto. Divertido cuento, que
da una vuelta de tuerca a la historia de Caperucita Roja, y en el que destacan,
además de la personalidad de la terrible protagonista, unas ilustraciones de
gran impacto y fuerza expresiva…”[1]
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Otra versión paródica
del relato de Caperucita Roja se encuentra en el libro Cuentos en verso para
niños perversos, escritos por Roald Dahl e ilustrados por Quentin Blake
(Alfaguara, 2007)
CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO
Roald Dahl (Cuentos en
verso para niños perversos)
Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor
Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
"
¿Puedo pasar, Señora?", preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando:
"¡Este me come de un
bocado!".
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te
cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
"Sigo teniendo un hambre
aterradora...
¡Tendré que merendarme otra
señora!"
. Y, al no encontrar ninguna en la
nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
"¡Esperaré sentado hasta que
vuelva
Caperucita Roja de la Selva!"
-que así llamaba al Bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía y
dijo:
"¿Cómo estás, abuela mía?
Por cierto, ¡me impresionan tus
orejas!".
"Para mejor oírte, que las viejas
somos
un poco sordas". "¡Abuelita,
qué ojos tan grandes tienes!".
"Claro, hijita,
son las lentillas nuevas que me ha
puesto
para que pueda verte Don Ernesto
el oculista", dijo el animal
mirándola con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente. De repente
Caperucita dijo: "¡Qué imponente
abrigo de piel llevas este
invierno!".
El Lobo, estupefacto, dijo: "¡Un
cuerno!
Palabras Malditas O no sabes el cuento
o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis
dientes!
¿Me estás tomando el pelo...? Oye,
mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra
cosa".
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revólver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡pam!- allí cayó la buena pieza.
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque... ¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.
Lo paradójico en esta en este
relato es que la protagonista, en vez de
preguntarle por sus dientes – como seria lógico_, le pregunta sobre su piel y
termina matando al lobo y haciéndose un abrigo. El final inesperado cambia los roles entre
la víctima y el agresor.
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Otra
parodia de este cuento es Lo
Que No Vio Caperucita Roja: Texto E Ilustración Mar Ferrero .Ed Elvives
Esta versión del cuento de Caperucita Roja, posee unas
ilustraciones muy ricas en detalles e imagines que se complementan muy bien con lo que trasmite
el relato, en ocasiones utiliza diversidad de colores, pero la gran mayoría de
las veces están pintadas en escala de grises y color rojo. Hay cuatro
narradores (Caperucita, su abuela, el lobo y los animalitos del bosque). Y
ofrecen nuevas perspectivas de lo que sucedió tras el encuentro de la niña y el
lobo. Caperucita y el lobo se cruzan en el bosque, el lobo le da indicaciones
para llegar a casa de la abuelita y, por error, se queda con la cestita de
comida de la niña. Toma un atajo para alcanzarla, pero los animales del bosque
le dan una paliza. Cuando el lobo llega a casa de la abuelita, esta cuida de
sus heridas y lo mete en su cama con uno de sus camisones. Caperucita llega y
se sorprende ante el tamaño de sus ojos, sus orejas, sus dientes. El lobo se
sorprende ante la pésima visión de la niña y la abuelita termina llevándola a
la óptica, donde solucionan su problema de miopía con un par de anteojos.
En este video se pueden ver las ilustraciones de este cuento
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También circulan varios libros álbum que guardan estrecha relación con esta
historia como;
“Una caperucita Roja” de
Marjolaine Leray, de la editorial Océano Travesía.
En este libro álbum Caperucita Roja paseaba tranquilamente por
el bosque cuando es capturada por el lobo, pero esta niña no se deja
intimidar muy fácilmente. Este libro álbum posee un estilo muy sencillo
pero realmente expresivo en sus trazos,donde reinventa la historia de Caperucita Roja, sorprendiéndonos enormemente con un final que no dejará indiferente a
nadie. Marjolaine nos cuenta la historia de esta caperucita usando sólo el rojo
para caperucita, el negro para el lobo y unos fondos vacíos y en blanco. Con
unos trazos muy sueltos a nivel de garabato logra dar mucha personalidad a sus
personajes. Los
textos son muy cortos, como buen álbum ilustrado, pero son más que suficientes
para que junto a las ilustraciones disfrutemos de otra versión de un gran clásico como éste.
Adjunto algunas imágenes del cuento para que lo
puedan observar también el libro se encuentra en internet en formato pdf: https://www.google.com.ar/ gfe_rd=cr&ei=j_5mV8vlHqWB8QeJu4E4&gws_rd=ssl#q=libro+album+una+caperucita+roja
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“La Niña De Rojo de Aaron Frish –Roberto Innocenti- Traducción
Carlos Heras Martinez. Kalandra Ediciones Andalucía, la misma apunta más a un
público adolescente.
Es una adaptación moderna del cuento de Caperucita Roja. Ya en la
tapa se observa que no es una versión ingenua y que la historia puede adoptar
otro giro. En este libro la imagen prima sobre el texto escrito y hasta en
ocasiones otorga más información que el relato. Las ilustraciones pueden
transmitir diversidad de emociones al lector y transportarlos a escenarios
escalofriantes, mostrando a la ciudad como un ambiente peligroso, en donde la
contaminación ambiental, el consumismo, la pobreza, la delincuencia, la
marginalidad son moneda corriente. Las páginas están fraccionadas en diferentes
viñetas cada una acompañadas de su texto tal como sucede en la historieta. En
el cuento se pueden observar dos finales uno triste y desgarrador; como el del
cuento de Charles Perrault. Y otro feliz como la versión de los hermanos Grim.
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“… Se trata de un policial negro, combinadas con rasgos del
cómic y del cine. En la versión citada, la acción transcurre en la oficina del
detective, adonde llega una mujer pidiendo ayuda porque su hija ha desaparecido.
La madre cuenta que la jovencita vestía toda de color rojo. El detective sale a
investigar y va encontrando prendas de ese color a lo largo del recorrido
nocturno que hace por la ciudad. De esta manera, Chatterton llega a la casa del
raptor, un coleccionista de obras de arte sobre lobos, quien la ha secuestrado
para pedir el cuadro "Lobo azul sobre fondo blanco " que posee la
madre. Finalmente, el detective salva a la niña y recibe como premio el cuadro
que deseaba el coleccionista. Pommaux plantea un mundo fantástico, donde conviven
seres humanos (la madre y la niña) con animales humanizados (Chatterton es un
gato y el raptor coleccionista es un lobo). Es interesante observar cómo el
autor ha transformado el strip
tease de la antigua versión oral en un recurso propio del género
policial, utilizando las prendas que la niña ha ido perdiendo como las pistas
para resolver el caso. Notable, además, porque lo hace recurriendo a un género
poco frecuentado en la literatura infantil….”[1]
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Otro que se
puede mencionar es En el bosque, escrito e ilustrado por Anthony Browne (Fondo de Cultura
Económica, México, 2004).
En este
relato se narra la historia de un niño que tiene que visitar a sus abuela
porque está enferma, y si bien su madre le recomienda que vaya por camino más largo para que no atraviese el
bosque, el elije la segunda opción para
ir más rápido y encontrarse con su padre a su regreso.
En el trayecto este Caperucito pasa por distintos escenarios en los que se
encuentra con varios personajes de los cuentos tradicionales, que
le resuenan a las historias que le ha contado su abuela.
Cuando se adentra en el bosque siente mucho frio y se pone una capa
roja. Finalmente llega a la casa de su
abuela en la que también está su padre
con el que regresa al hogar.
En este cuento en todo momento se conjugan las ilustraciones y el texto para aportar
significado, sin omitir detalle
alguno
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Las
ilustraciones también permiten hacer una
lectura distinta del texto ya que
condiciona mucho el significado que se le atribuye al relato.
Ello se
puede ejemplificar con; La Caperucita Roja, texto original de Charles Perrault, ilustraciones de Leicia Gotlibowski (Ediciones del Eclipse, Buenos Aires,
2007).
En los siguientes videos del canal Encuentro la ilustradora Leicia Gotlibowski comenta en que se inspiraron sus ilustraciones
Parte 1
Parte 2
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También en el
texto de Caperucita
Roja, texto de
Charles Perrault, ilustraciones de Sarah Moon (Ediciones Generales Anaya,
Madrid, 1984)
“…En este libro el uso de la fotografía en lugar del dibujo
borra el distanciamiento y presenta con mayor crudeza el desarrollo del relato.
El escenario del bosque es reemplazado por un paisaje urbano, nocturno,
atemorizante, generado por las imágenes en blanco y negro. La figura sugerida
del lobo adentro del auto negro es amenazante. El libro se cierra con una
fotografía de la cama vacía, con las sábanas revueltas vista desde arriba. En
estas tres versiones, la ilustración, la lectura y el sentido que le atribuimos
a esa ilustración influye en la interpretación, en la sensación de la historia…”[1]
[1]
SAGUIER Alejandra
Literatura infantil - Unidad 7; Los libros y los chicos: nuevas narrativas.
Cuentos tradicionales y
versiones UNSAM;
Universidad Nacional San Martín. 2016.
Cuentos tradicionales y
versiones UNSAM;
Universidad Nacional San Martín. 2016.
Gracias bro me salvaste mi trabajo practico.
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